Tanto tiempo como llevamos en este blog hablando de tartas y pasteles en Illescas y, hasta el momento no habíamos hecho la más mínima mención a una de esas ocasiones y momentos especiales en los que una tarta tiene un protagonismo especial como es en una boda. De modo que, para empezar por el principio, vamos a hablar de la historia y la evolución de las tartas nupciales.

Para la mayoría de los historiadores, el origen de la tarta nupcial se remonta hasta los tiempos de la expansión romana. En aquella época, la costumbre exigía que el novio rompiera sobre la cabeza de la novia una torta de trigo preparada especialmente para la ceremonia, era un ritual que buscaba el amparo de la fortuna para el matrimonio. Los invitados, deseosos de compartir la fortuna de la pareja, se apresuraban a recoger las migajas para comérselas.

La costumbre fue evolucionando y ya en la edad media eran los invitados al banquete los que llevaban sus tartas, la mayoría de ellas dulces, pero también las había saladas. Las tartas se iban apilando unas encima de otras de modo que, cuanto mayor era el número de invitados, la tarta era más alta. Probablemente de aquí es de donde derivó la costumbre actual de que las tartas nupciales más tradicionales tengan varios pisos.

Nuestra experiencia en la elaboración de tartas y pasteles en Illescas nos dice que no se puede hablar de una variedad de tarta que sea típica de una boda sino que su elección, generalmente, suele estar condicionada por los gustos de los contrayentes aunque, lo más habitual es que sea la novia quien la elija.

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